Twitter de La Ley - Angulo Legal de la Ley

Twiiter de Legis.pe

Twitter de Enfoque Derecho

FanFace de La Ley - Angulo Legal de la Ley

Justicia TV - Perú

FanFace de Cesar Nakazaki (Abogado Penalista, Perú)

FanFace de Legis.pe

FanFace de Enfoque Derecho

lunes, 11 de agosto de 2008

CRÍTICAS AL DERECHO PENAL Y DOGMÁTICA JURÍDICO-PENAL

PROFECÍA JURÍDICA DEL PROFETA
DR. LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA

En el Futuro la Criminología terminará por tragarse al Derecho Penal, y con ello habrá sentenciado su Pena de Muerte y Cavado su Tumba el Derecho Penal, la Dogmática Jurídico Penal, el Sistema de Justicia Penal y el Sistema Penitenciario.

JIMÉNEZ DE ASÚA, LUIS. “Derecho Penal, Criminología y otros temas Penales”. México: Editorial Jurídica Universitaria. 2001. Volumen 2. Pág. 12.
CRÍTICAS AL DERECHO PENAL Y DOGMÁTICA JURÍDICO-PENAL

La Dogmática Penal siempre ha estado en cuestionamiento y constante revisión de su contenido. De esa forma, en el libro homenaje a LUÍS JIMÉNEZ DE ASÚA, titulado "Problemas actuales de las Ciencias Penales y Filosofía del Derecho", (1970), el jurista y profesor español Enrique GIMBERNAT ORDEING, con su investigación: "¿Tiene un Futuro la Dogmática Jurídico Penal?", puso en el tapete que en la década del ’60, en Alemania, donde el Derecho Penal a alcanzado un desarrollo sostenido extraordinario, existían círculos intelectuales en los cuales había caído en descrédito la Culpabilidad, la Pena, el Derecho Penal y naturalmente, como consecuencia, la Ciencia del Derecho Penal.

Se había establecido que toda conducta es condicionada por diversos factores, por tanto, el libre albedrío, base de la culpabilidad, no existe o por lo menos no puede ser demostrada en forma objetiva, Ello fue la premisa para concluir que el contenido de la culpabilidad, base de la Pena, es falso. Trayendo como efecto lo que GIMBERNAT etiqueta como "Teoría del Dominó":
la crisis de la culpabilidad trae consigo la de la Pena; y sin Pena no puede haber Derecho Penal, y sin éste tampoco una Ciencia del Derecho Penal.

Desde otra óptica, Juan BUSTOS RAMÍREZ en su investigación "Criminología Crítica y Derecho Penal" publicado en nuevo Foro Penal (1987) sostenía que el resurgimiento de la criminología crítica en las últimas décadas ha socavado las bases de sustentación de la dogmática jurídica provocando una revisión completa del Derecho Penal. Sentenciando fatalmente el citado penalista que la identificación entre Dogmática y Derecho Penal había caído en crisis. En esta misma postura, a finales de los ’80 Eugenio Raúl ZAFFARONI, diagnosticaba que en pocos años la Critica Sociológica al Sistema Penal provocó un cuadro bastante desconcertante para la Dogmática Penal, que no logra asimilarla, sino que, por el contrario, en opinión de muchos autores conduce a su desaparición (La Critica al Derecho Penal y el Porvenir de la Dogmática Jurídica; En, criminología y Derecho Penal al servicio de la persona, libro homenaje a Antonio Beristain, San Sebastián-España, pp. 431 a 444, 1989). La Critica Sociológica concluye que si el ejercicio de poder del sistema penal pierde legitimidad, parece imposible salvar a la Dogmática Jurídica.

martes, 15 de julio de 2008

¿TIENE UN FUTURO LA DOGMATICA JURIDICOPENAL?

¿TIENE UN FUTURO LA DOGMATICA JURIDICOPENAL?
Gimbernat Ordeig (*)

I.


1. Recientemente Richard Schmid ha calificado de "funesto que en Alemania "lo penal se entendiera casi exclusivamente como tarea jurídica y que como tal fuera también cultivado" (1). "La acción criminal", continúa Schmid(2) "era un problema jurídico de subsunción; y de acuerdo con ello se formó, seleccionó y aleccionó al personal de la justicia penal. Floreció la ciencia del Derecho penal. El delito no era un problema humano, no era un problema político, sino un problema jurídico... En lugar de volverse hacia el hombre criminal, en Alemania -a diferencia de lo que sucedió en la mayoría de los restantes Estados civilizados- la disciplina del Derecho penal se cultivó l'art pour l'art, por así decir, siendo elaborada con toda clase de sutilezas jurídicas. Entretanto, los característicos efectos protectores del Derecho penal en un Estado de Derecho, al convertirse en evidentes, habían perdido relevancia; en otras partes, el hombre criminal se había convertido en el principal problema científico y político; pero entre nosotros de ello apenas se ocupaba la justicia penal oficial ni la doctrina universitaria. De las acciones criminales se destilaban las distintas opiniones doctrinales, teorías y definiciones que tenían que ser aprendidas de memoria por los futuros jueces, fiscales y defensores. A la justicia penal no le importaba el efecto de la pena sobre el delincuente. Detrás de esta artística fachada jurídica se escondía la misma oposición al progreso y al cambio que hicieron que la burguesía y el funcionariado alemanes acabaran por aliarse con el nacionalsocialismo del que esperaban que conservara lo existente, fortaleciera el ejercicio estatal del poder y se alejara del 'falso humanitarismo'."

En referencia al problema de la culpabilidad escribe Richard Schmid: "Surgió una nueva ciencia para la que se sintió la necesidad de crear cátedras a institutos, la llamada Criminología, la cual, en cuanto que es ciencia, es la ciencia de las causas de la criminalidad. Una criminalidad que tiene causas y una constatación de la culpabilidad son incompatibles, si es que el concepto de causa ha de tener un sentido. Aunque se considere posible, para salvar el concepto de la culpabilidad, que entre las causas del delito figura una colocada por el mismo autor con su mala voluntad -una causa impropia, con la que se abandona ya la categoría de causa y, en general la ciencia seguirá siendo difícil, es más: imposible, llegar a penetrar en la amalgama de causas propias a impropias. Ello sería preciso, sin embargo, para poder medir o calibrar la culpabilidad. Cualquiera que se ocupe con intensidad de hombres criminales -con mayor intensidad de la que le suele ser posible a un juez penal- llega a un punto en el que se le impone, de repente, el conocimiento de un encadenamiento causal, o, si se quiere. de un encadenamiento fatal. Ello sucede precisamente en los hechos atroces, incomprensibles para el normal sentimiento humano"(3).

Nedelmann opina (4) que las tendencias dominantes en la actual ciencia del Derecho penal "se aferran a la pura teoría, dirigiéndose contra toda ciencia que no esté basada en ella, sino en la experiencia. Rechazan la psicología con la misma decisión con que descuidan la Criminología que, casi siempre, se halla en sus manos". Porque pone en duda la existencia do la culpabilidad y la justificación de la pena (justificación que la ciencia penal deriva de la culpabilidad), Nedelmann habla de la "base irracional del Derecho penal y de la ciencia del Derecho penal" (5): es preciso "que la ciencia del Derecho penal haga saltar su irracionalidad parcial y se convierta en una ciencia de las circunstancias sociales, o -si no lo consigue- pierda su influencia en la regulación de la protección de bienes jurídicos a favor de ciencias más ajustadas a la realidad" (6).

Hochheimer se adhiere recientemente a la exigencia de Reinwald y de Forel de suprimir el Derecho penal (7): "Una Sociedad 'punitiva' ha de ser considerada un anacronismo. Pues con sus irracionalismos excluye el progreso humanitario" (8).

2. Con estas pocas citas de los últimos tiempos he querido llamar la atención sobre el hecho de que en amplios círculos de Alemania han caído en descrédito la culpabilidad, la pena, el Derecho penal y naturalmente también, como consecuencia, la Ciencia del Derecho Penal. Nos encontramos con una, por así decir, "teoría del dominó": la crisis de la idea de la culpabilidad trae consigo la de la pena; y sin pena no puede haber Derecho penal, y sin éste tampoco una ciencia del Derecho penal en sentido tradicional (9).

Es curioso que a la ciencia del Derecho penal no le sea extraña la argumentación que se sigue en esta "teoría del dominó", en este desmoronamiento en cadena que lleva finalmente al derribo de la ciencia del Derecho penal. Pues esta ciencia ha subrayado siempre que la culpabilidad es presupuesto indispensable de la pena, entendiéndose por culpabilidad el reproche que se le hace al autor porque "se ha decidido por el mal, a pesar de que disponía personalmente de la capacidad de elegir el camino del Derechos" (10).

Por tanto, los actuales críticos del Derecho penal están de acuerdo con la mayoría de los dogmáticos penales en la cuestión de que el Derecho penal sólo encuentra justificación sobre la base del libre albedrío. Las opiniones únicamente se dividen en la actitud frente al problema de la libertad de decisión del hombre; pero cuando se rechaza el Derecho penal en base a la postulada indemostrabilidad o inexistencia del libre albedrío, se está no obstante poniendo de manifiesto, en definitiva, una coincidencia con la tesis fundamental de la doctrina dominante en la ciencia juridicopenal de que solo es imaginable y posible un Derecho penal de la culpabilidad.

De nuevo estamos asistiendo, por consiguiente, a la venerable polémica -enriquecida ahora por los conocimientos de la nueva sociología y del psicoanálisis (cuyas tesis centrales encuentran una aceptación cada vez más amplia)- entre la dirección "moderna" (o "positivista") y la "clásica", entre partidarios del libre albedrío y del determinismo, entre los que cultivan la dogmática jurídicopenal y los que quisieran ver al Derecho penal desplazado por la Criminología. Que esta polémica se desarrolle precisamente en Alemania, un país donde la dogmática juridicopenal ha alcanzado un extraordinario grado de desarrollo, da que pensar.

En lo que sigue me propongo, fundamentalmente, dos cosas: Investigar hasta qué punto la existencia del Derecho penal depende del principio de culpabilidad y, una vez decidida esta cuestión, examinar cuál es el papel que le corresponde desempeñar a la dogmática juridicopenal.

lunes, 30 de junio de 2008

¿TIENEN FUTURO LAS CÁRCELES?

¿TIENEN FUTURO LAS CÁRCELES?

Rafael Ruiz Harrell

En 1990 no llegábamos en la República a cien mil personas en prisión, incluyendo tanto las federales como las del orden común. En 2005 teníamos poco más del doble de esa cifra, 209 mil, y concluimos 2006 con 225 mil entre reos que esperaban sentencia y los presos que estaban ya cumpliendo su pena. Se trataba de 230 personas por cada cien mil habitantes encerradas en 455 cárceles, prisiones y penitenciarías.

Da clara noticia del crecimiento desmedido de los centros de detención, el hecho de que de 1994 a 2006 crecieron a razón del 8.3 por ciento anual. La población en el país lo hizo a un ritmo de 1.4 por ciento por año y la delincuencia registrada en las procuradurías estatales al 1.9 anual. Es decir: las cárceles están creciendo 4.4 veces más rápidamente que la delincuencia.

Esta última cifra es sorprendente porque las autoridades, por supuesto sin pruebas y sin razón, sostienen que a más presos menos delitos. Si la afirmación fuese cierta la criminalidad se habría reducido de manera considerable en vez de seguir creciendo a un ritmo que coincide con el promedio histórico que se tiene desde 1975. Y no sólo eso: hoy se sabe que la estancia en prisión, que en promedio individual es de 8 meses y medio, está aumentando la delincuencia en violencia y en gravedad.

El motivo es curioso y triste. La policía, sobre todo la del Distrito Federal, insiste en medir sus logros por el número de arrestos -no por el número de delitos evitados-, Y EL RESULTADO ES QUE CADA VEZ ESTÁ DETENIENDO A DELINCUENTES MÁS TONTOS Y MÁS POBRES. Los reos en prisión en 2005 tenían ingresos en pesos que superaban en 8.3 por ciento a los que obtenían los reos de 2006. Se está encerrado pobres, no delincuentes, pero el problema es que estos pobres -hacinados en cárceles inhumanas e inmundas-, terminan por hacer amistad con delincuentes más expertos y fogueados y cuando salen ya no se dedican a robar tapones o antenas de autos, sino a crímenes más serios. Del primer semestre de 2005 al primero de 2007, los delitos violentos crecieron 12.8 por ciento y los delitos graves 6.9 por ciento. Las cifras son resultado de los arrestos indiscriminados que está haciendo la SSP del DF.

EL FUTURO

No hacen falta altas matemáticas para descubrir que el número de presos -y con ellos las cárceles-, no pueden seguir creciendo a ese ritmo. De seguir las cosas como van, EN DIEZ AÑOS, 2016, TENDRÍAMOS MÁS DE MEDIO MILLÓN DE PRESOS. Para darles albergue necesitaríamos cuando menos 830 cárceles y habríamos tenido en prisión por algunos meses a la suma asustadora de 65 millones de mexicanos. Es decir: más de la mitad de la población nacional habría estado tras las rejas cuando menos alguna vez.

Digo con esto varias cosas. LA PRIMERA es que en diez años tendríamos una población acostumbrada a la cárcel, a la cual la prisión no la asustaría y para la cual, así suene cruel, sería un segundo hogar. No habría, por supuesto, pena que llegara a atemorizarlos: ya saben de qué se trata y saben que en cuando se pierde la libertad todo sucede al azar: salir libre, recibir una sentencia excesiva, comprar libertades anticipadas y poder controlar desde adentro un emporio criminal.

LA SEGUNDA -véase lo que está sucediendo en EU-, es que no habría dinero para mantener a medio millón de personas en prisión y, menos todavía, para evitar los alzamientos, los asesinatos, los motines que surgirían de la explotación -de los presos y sus familias-, y del hacinamiento y las condiciones infrahumanas en que se los obligaría a vivir. Un ejemplo: hay, hoy en día, en el reclusorio norte, una celda de cinco por seis metros en los que se almacena a 80 presos. ¿Qué horrores no habría en diez años?

LA TERCERA es la más linda: con tanta gente con experiencia carcelaria, la criminalidad se desbordaría a límites que hoy no imaginamos. LA DELINCUENCIA SERÍA LA REGLA, NO LA EXCEPCIÓN. La inseguridad sería el tono de la vida cotidiana y la seguridad una prisión en la que tendríamos que vivir.

NO. LA CÁRCEL NO TIENE FUTURO. NI ECONÓMICO, NI POLÍTICO, NI CRIMINOLÓGICO. Es necesario ir pensando en otra cosa. LAS REJAS NO SIRVEN. Y hay que pensarlo desde ahora porque el cambio no será tan rápido como lo necesitamos. HAY QUE INVENTAR OTRAS FORMAS DE LIDIAR CON EL CRIMEN Y DE CONSEGUIR UNA VIDA SEGURA. LO QUE ESTAMOS HACIENDO HASTA AHORA ES DEMAGOGIA Y LEJOS DE SERVIR, PERJUDICA.

domingo, 25 de mayo de 2008

DICTADURAS LEGALIZADAS

DICTADURAS LEGALIZADAS
Por Francisco Rubiales


Creíamos que vivíamos en democracias y resulta que vivimos en DICTADURAS LEGALIZADAS por las urnas. Lo dicen nueve de cada diez politólogos y pensadores políticos: cuando son los partidos y no los ciudadanos los que dominan y eligen a los dirigentes, eso no es democracia.

El último en afirmarlo ha sido STANLEY RENSHON, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), uno de los grandes expertos mundiales en la psicología de los políticos y autor de media docena de libros convertidos en grandes éxitos internacionales, entre ellos "La presidencia de Bill Clinton y la ambición política".

Renshon, como nueve de cada diez de sus colegas, opina que "Los líderes políticos deben ser designados por los ciudadanos y no a dedo por los aparatos de los partidos".

Pero el meollo de la cuestión está en dilucidar quien está eligiendo hoy a los líderes, si el pueblo o los partidos. Renshon, como la mayoría de los pensadores, cree que quien elige son los aparatos porque el ciudadano se limita a elegir entre dos o tres candidatos que, previamente, han sido elegidos por sus propios partidos, lo que introduce una perversión en el sistema electoral.

El problema es que los partidos han sustituido al ciudadano y a la voluntad popular, lo que acaba con la democracia y la transforma en una partidocracia.

Otra vez hay casi unanimidad plena al considerar que la solución del problema es muy difícil porque los partidos tienen demasiado poder y no hay fuerza en la democracia capaz de pararles los pies, lo que convierte a nuestros sistemas democráticos-constitucionales en rehenes secuestrados por las élites de los partidos políticos.

El análisis se torna todavía más sombrío cuando se analizan desde las Ciencias Políticas y el Derecho otros rasgos de las actuales democracias, en las que no se respeta la división de poderes, no se tiene en cuenta la voluntad de los ciudadanos, se manipula la opinión pública, se oculta la verdad, se controlan y esclavizan a los Parlamentos, los Ejecutivos son rehénes de los partidos políticos, se estrangula a la sociedad civil y se amordaza sutilmente a la prensa, evitando que sea crítica y fiscalizadora, como prescribe la verdadera democracia.

El resultado: regímenes que se autotitulan demócratas pero que son, en realidad, dictaduras de partidos camufladas.

miércoles, 21 de mayo de 2008

LA POBLACIÓN NO CONFÍA EN LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

LA POBLACIÓN NO CONFÍA EN LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

La corrupción del poder judicial y la falta de honradez de los magistrados siguen siendo los principales problemas de la administración de justicia en el Perú. Esta situación es percibida en porcentajes más altos por las mujeres y por los estratos socioeconómicos medios, reveló una encuesta del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica.

En ese sondeo, realizado en noviembre entre más de 500 personas de Lima, los abogados tampoco salen muy bien parados, ya que la población los considera, más o menos, “un mal necesario”, a los que se debe acudir aún cuando no se les tenga confianza.

Ese recelo se traduce en el alto porcentaje de personas que declaró preferir arreglar sus problemas “por las buenas”, sin la intervención de las autoridades o, a lo sumo, con participación policíaca.

Para el abogado Marcial Rubio, vicerrector Académico de la Universidad Católica, “arreglar por las buenas” significa “mantener al Estado lo más alejado posible de la pacificación de la vida cotidiana”.

“Son cifras que demuestran que el Estado peruano no da seguridad a las personas en la vida diaria (más de la mitad no quiere verlo interviniendo) y, asentado eso, se nota también que la Policía Nacional tiene mucha más relevancia a ojos de la población para la solución de los conflictos que todo el aparato judicial”, comentó.

Según el destacado jurista, la encuesta demuestra que el aparato judicial del Estado necesita una reforma sustantiva, tanto en su organización como en sus procedimientos.

En efecto, los resultados de la pesquisa son alarmantes: más del 60 por ciento cree que los jueces no son independientes del poder político ni del económico, el 92 considera que los jueces “no miden con la misma vara” y administran justicia dependiendo de quién se trate, mientras que el 94 siente que la justicia no es igual para todos los sectores sociales y un 38 dice que para ganar el juicio hace falta pagar a jueces y secretarios más allá de tener o no la razón.

Una de las mayores críticas que se le hace al poder judicial peruano, además de la poca confiabilidad de los jueces, es al tiempo que demoran los procesos judiciales. Por ejemplo, un juicio de alimentos puede tardar hasta cinco años y, cuando finalmente se emite la sentencia, ya no hay forma de hacerla cumplir porque el sentenciado, varón en casi el 95 por ciento de los casos, ha desaparecido.

Ese malestar también se refleja en la encuesta, en la que más del 53 por ciento declaró sentirse insatisfecho con el proceso (no necesariamente con la sentencia). Resulta significativo que el mayor porcentaje de insatisfacción (56 por ciento) se dé entre las mujeres y en los sectores socioeconómicos más pobres (58 por ciento).

Pero quizá lo más significativo de este sondeo sean las pobres expectativas de la población respecto a una mejora de la administración de justicia: a la pregunta ¿cómo estará el poder judicial dentro de cinco años?, un 44 por ciento opinó que o permanecerá igual (34 por ciento) o empeorará mucho (10 por ciento).
FUENTE:

jueves, 8 de mayo de 2008

PIRÁMIDE Y JERARQUIA DEL PODER PLANETARIO IMPERIAL

LA OLIGARQUÍA MUNDIAL
PIRÁMIDE Y JERARQUÍA DEL PODER MUNDIAL IMPERIAL

Muchos de los estados actuales se auto denominan "democracias": gobierno en el que el pueblo es soberano.

Sin embargo, la soberanía del pueblo se limita a marcar, cada pocos años, una cruz en una papeleta, señalando unos nombres de entre otros, que le son propuestos. Nos han hecho creer que la democracia es ese simple gesto.

Nuestro sistema, NO ES UNA DEMOCRACIA. Es un SISTEMA SOCIO-POLÍTICO DE JERARQUÍA GLOBAL, sostenido por una minoría para dominar-controlar-manipular a una mayoría.


En
esta
jerarquía, unos
pocos, situados en
la cima de la Pirámide
del Poder, imponen sus leyes.
Se arrogan unos derechos que nos han
usurpado a todos los demás. Son los grandes
capos de la banca y la industria. Han acaparado más dinero
que nadie, y a través de él ejercen el control sobre seres humanos y recursos
  • Se valen de los GOBIERNOS ("democráticos" o "dictatoriales", de "derechas" o de "izquierdas"), que les sirven, y con quiénes comparten porciones del poder. Los gobiernos son los asalariados directos de la gran banca y la industria multinacional.
  • Las AUTORIDADES son un artificio pensado para responder a necesidades creadas artificialmente: seguridad y protección. Son una herramienta de usurpación del poder por parte de las trans-multi-nacionales. Son el biombo tras el cual la industria mueve los hilos.
  • Por debajo de los gobiernos, las INSTITUCIONES se disputan las porciones de poder que les son concedidas.
  • POLÍTICAS Nos comprometen en guerras que nosotros no deseamos. Establecen alianzas o apoyan embargos a otras naciones, sin tenernos en cuenta.
  • LEGISLATIVAS Nos imponen leyes para controlarnos y pagan a jueces para condenarnos.
  • SANITARIAS Nos niegan el poder de decidir los tratamientos que queremos para mantener nuestra salud. Nos intoxican con las vacunaciones a las que nos obligan a someternos; nos mutilan con supuestas cirugías preventivas y nos envenenan y exterminan con pseudo-medicamentos.
  • EDUCACIONALES Nos educan para que seamos sumisos, para que tengamos miedo. Nos inculcan la creencia de la desigualdad, que es la base sobre la que han conseguido sus privilegios. Controlan la investigación científica a partir del dinero que aportan en subvenciones, y no tienen empacho en censurar o falsificar los resultados según su conveniencia.
  • POLICIALES Instalan sistemas electrónicos para vigilarnos (inculcándonos la creencia de que es para nuestra seguridad y protección). Pagan a policías para detenernos.
  • MEDIÁTICAS Controlan los medios de comunicación más importantes, y a través de los mismos crean una falsa realidad que actúa como cortina de humo para que no podamos ser conscientes de sus manipulaciones.

    Para llevar a cabo su Agenda de Control, la Cima del Poder lleva adelante su Plan Secreto. A eso se le llama CONSPIRACIÓN o COMPLOT. Ya que el plan es secreto, no podemos conocerlo. Pero vemos sus resultados.

    Y la mejor manera de desmontar un complot es exponer esos resultados a la luz del día.
    A fuerza de repetírnoslo, hemos acabado creyendo que no tenemos ningún poder para cambiar nada. Pero somos nosotros quiénes pagamos el salario de nuestras autoridades. Nosotros, quiénes hemos depositado nuestra autoridad individual en manos ajenas, y hemos permitido el desarrollo y mantenimiento de los gobiernos que tenemos. Tienen la autoridad que nosotros queremos darles.

    Nosotros podemos vivir sin ellos. Ellos no pueden vivir sin nosotros.

EL POLITÓSOFO