Twitter de La Ley - Angulo Legal de la Ley

Twiiter de Legis.pe

Twitter de Enfoque Derecho

FanFace de La Ley - Angulo Legal de la Ley

Justicia TV - Perú

FanFace de Cesar Nakazaki (Abogado Penalista, Perú)

FanFace de Legis.pe

FanFace de Enfoque Derecho

lunes, 30 de junio de 2008

¿TIENEN FUTURO LAS CÁRCELES?

¿TIENEN FUTURO LAS CÁRCELES?

Rafael Ruiz Harrell

En 1990 no llegábamos en la República a cien mil personas en prisión, incluyendo tanto las federales como las del orden común. En 2005 teníamos poco más del doble de esa cifra, 209 mil, y concluimos 2006 con 225 mil entre reos que esperaban sentencia y los presos que estaban ya cumpliendo su pena. Se trataba de 230 personas por cada cien mil habitantes encerradas en 455 cárceles, prisiones y penitenciarías.

Da clara noticia del crecimiento desmedido de los centros de detención, el hecho de que de 1994 a 2006 crecieron a razón del 8.3 por ciento anual. La población en el país lo hizo a un ritmo de 1.4 por ciento por año y la delincuencia registrada en las procuradurías estatales al 1.9 anual. Es decir: las cárceles están creciendo 4.4 veces más rápidamente que la delincuencia.

Esta última cifra es sorprendente porque las autoridades, por supuesto sin pruebas y sin razón, sostienen que a más presos menos delitos. Si la afirmación fuese cierta la criminalidad se habría reducido de manera considerable en vez de seguir creciendo a un ritmo que coincide con el promedio histórico que se tiene desde 1975. Y no sólo eso: hoy se sabe que la estancia en prisión, que en promedio individual es de 8 meses y medio, está aumentando la delincuencia en violencia y en gravedad.

El motivo es curioso y triste. La policía, sobre todo la del Distrito Federal, insiste en medir sus logros por el número de arrestos -no por el número de delitos evitados-, Y EL RESULTADO ES QUE CADA VEZ ESTÁ DETENIENDO A DELINCUENTES MÁS TONTOS Y MÁS POBRES. Los reos en prisión en 2005 tenían ingresos en pesos que superaban en 8.3 por ciento a los que obtenían los reos de 2006. Se está encerrado pobres, no delincuentes, pero el problema es que estos pobres -hacinados en cárceles inhumanas e inmundas-, terminan por hacer amistad con delincuentes más expertos y fogueados y cuando salen ya no se dedican a robar tapones o antenas de autos, sino a crímenes más serios. Del primer semestre de 2005 al primero de 2007, los delitos violentos crecieron 12.8 por ciento y los delitos graves 6.9 por ciento. Las cifras son resultado de los arrestos indiscriminados que está haciendo la SSP del DF.

EL FUTURO

No hacen falta altas matemáticas para descubrir que el número de presos -y con ellos las cárceles-, no pueden seguir creciendo a ese ritmo. De seguir las cosas como van, EN DIEZ AÑOS, 2016, TENDRÍAMOS MÁS DE MEDIO MILLÓN DE PRESOS. Para darles albergue necesitaríamos cuando menos 830 cárceles y habríamos tenido en prisión por algunos meses a la suma asustadora de 65 millones de mexicanos. Es decir: más de la mitad de la población nacional habría estado tras las rejas cuando menos alguna vez.

Digo con esto varias cosas. LA PRIMERA es que en diez años tendríamos una población acostumbrada a la cárcel, a la cual la prisión no la asustaría y para la cual, así suene cruel, sería un segundo hogar. No habría, por supuesto, pena que llegara a atemorizarlos: ya saben de qué se trata y saben que en cuando se pierde la libertad todo sucede al azar: salir libre, recibir una sentencia excesiva, comprar libertades anticipadas y poder controlar desde adentro un emporio criminal.

LA SEGUNDA -véase lo que está sucediendo en EU-, es que no habría dinero para mantener a medio millón de personas en prisión y, menos todavía, para evitar los alzamientos, los asesinatos, los motines que surgirían de la explotación -de los presos y sus familias-, y del hacinamiento y las condiciones infrahumanas en que se los obligaría a vivir. Un ejemplo: hay, hoy en día, en el reclusorio norte, una celda de cinco por seis metros en los que se almacena a 80 presos. ¿Qué horrores no habría en diez años?

LA TERCERA es la más linda: con tanta gente con experiencia carcelaria, la criminalidad se desbordaría a límites que hoy no imaginamos. LA DELINCUENCIA SERÍA LA REGLA, NO LA EXCEPCIÓN. La inseguridad sería el tono de la vida cotidiana y la seguridad una prisión en la que tendríamos que vivir.

NO. LA CÁRCEL NO TIENE FUTURO. NI ECONÓMICO, NI POLÍTICO, NI CRIMINOLÓGICO. Es necesario ir pensando en otra cosa. LAS REJAS NO SIRVEN. Y hay que pensarlo desde ahora porque el cambio no será tan rápido como lo necesitamos. HAY QUE INVENTAR OTRAS FORMAS DE LIDIAR CON EL CRIMEN Y DE CONSEGUIR UNA VIDA SEGURA. LO QUE ESTAMOS HACIENDO HASTA AHORA ES DEMAGOGIA Y LEJOS DE SERVIR, PERJUDICA.